¿Y ahora qué?

Llevaba días pensando en  la crítica que hizo Ángel Fernández-Santos, tras el estreno de AMQNEP, y que dicha crítica merecía un comentario. No vi la película cuando ésta se estrenó ni, por supuesto, leí la crítica de El País, pero ahora, gracias a Amanecistas, pinchando en la entrada correspondiente a 1989, se puede leer tal desatino. Y se puede uno deslomar de risa ante tamaña manifestación de una visión global nada aproximada y nula capacidad de relativizar. Basa el experto cinéfilo su crítica en dos pilares. El primero, cuando dice que el carácter coral de la película «no conforma un desfile vertebrado y no existe una relación entre ellos». ¿Qué película habrá visto este buen hombre? Si algo destaca en ella es, precisamente, la condición de película coral, sin un protagonismo claro respecto de personajes individualizados y que, siendo todos ellos contingentes, hacen que el grupo sea totalmente necesario. Es posible encontrar un énfasis en los personajes de Teodoro y Jimmy, pero como hilo conductor más que como base de la, las historias. Como segundo pilar de la crítica alude el visionario a la «candidez y desequilibrio del guión».  Cándido no diría yo que no es, quizá sea esa una de las virtudes del mismo. Cándido, original, simple y rebuscado a la vez, personalísimo y muy divertido. Pero desequilibrado se me antoja que es un adjetivo que no es aplicable en este caso. Que no guste como ese equilibrio se forja, mantiene y no decae desde el principio hasta el fin de la película es entendible, no por mí, pero allá ellos… Pero negar que existe un  equilibrio en el planteamiento, en el desarrollo de las historias y el final, que resume el concepto de la película, es un poquitito, cuando menos, aparatoso y estrafalario.

7 Respuestas para “¿Y ahora qué?”

  1. Sí, abogaitor, suscribo tus palabras una a una. Como a tus muertos, vamos. De todas formas, tengamos en cuenta que AQNEP puede no ser entendida por gente muy inteligente (como era Fernández Sántos) porque para disfrutar de Amanece no es sólo necesaria la inteligencia, que también, sino que fundamentalmente se trata de un don (¿o será un gen, oh Santos del Cielo?) que se tiene o no se tiene. Y no hay más. Si se tiene ese don se entra en ella, se va apreciando, descubriendo (tras incontables visionados en la última quedada alguien me descubrió que en la casa del Cabo Santo hay libros por todas partes porque es «Cuartel y Biblioteca Pública», como dice el cartel de la entrada de la casa cuartel), se va metabolizando y se te impregna, casi sin que te des cuenta, en tu forma de pensar, en tu sentido del humor y en tu forma de hablar. Si no tienes el don, no hay nada que hacer, no tienes acceso, LOG IN ERROR, you know?

    Responder
    • abogaitor

      No te voy a entender…! Compartí contigo el descubrimiento de la existencia de libros en casa del cabo Santo, así que es cierto que cada visionado de la película aporta matices nuevos. Algunos, enfrentándonos al Trivial Amanecista, pensábamos: – La hemos visto poco. ¡Poco!. Nunca serán suficientes. Y no lo digo más.

      Responder
  2. Hola calabazas, pues si, estoy de acuerdo con mis calabazas al 200%, ese critico o no era muy inteligente, o no tenia el gen calabacil, o simplemente no entendio nada. La pelicula es magnifica, impecable. y desde luego, la primera vez que la ves te cuesta un poco pillar la relacion entre los personajes y parece inconexa, pero alma de cantaro, por eso hemos pasado todos. yo personalmente me saco el abanico ante esto.

    Responder
  3. La primera vez que la vi (había oído hablar de ella) fue en la tele, estando solo en casa de mis padres (era finales de verano) y estaba pasando por una situación emocional o como se quiera llamar no muy buena; vamos, estaba cortando con una chica con la que llevaba 4 años. El caso es que mientras la veía recuerdo que no pensaba en nada más, ni en mal de amores (qué bonito es eso y qué antiguo, ¿no?) sino en la propia peli, que me encantó sin la menor duda. Por eso, aparte de por todo lo demás, tengo un recuerdo simpático de Amanece, porque lo bien que me lo pasé viéndola fue más fuerte que los inútiles sentimientos que tenía en ese momento. Al poco tiempo pasé por una época de crápula sexual mucho más divertida, por cierto (dónde va a parar).
    ¡La tabarra que os estoy dando, Virgen Santísima….!

    Responder

Deja un comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *