En las frías noches de Ayna, se iniciaba la cuenta atrás de lo que hoy ya es una realidad. Nuestros mentores teológicos, iniciados por el vidente José Luis Cuerda, esperaban, gélidos entonces, que la doctrina llegase a cada vez más y más convencidos. Hoy asistimos emocionados al nacimiento de una nueva religión. El Amanecismo. No promete paraísos en vano, ni condena a las calderas de Pedro Botero, incluso si matas a tu cónyuge por ser éste un poquitito malo. Garantiza, eso sí, una visión global bastante aproximada y reírse de lo cotidiano con claridad de juicio y la capacidad de relativizar en su máximo apogeo. Solemos apuntarnos las penetraciones como satisfactorias, sin tener que nombrar a quienes son partícipes de ellas. Por los morros. Se tiene un respeto imponente por las minorías étnicas, aunque sean negros como tizones y conseguimos desdoblarnos cuando bebemos unas goticas, avalados siempre por la Guardia Civil, cuerpo tan prestigioso. En fin, que no sumarse a la ola de Amanecismo que nos invade, cercena, corroe y afila los rasgos, aparte de producirnos un gasto del demonio.
Felicitaciones al ilustre poeta que ha escrito esto, sobre todo porque al leerlo siento que se aleja la posibilidad de que mi brotado se agoste, de que me quede sin poder analizar sus ingles y sobre todo, porque con gente tan brillante se que vamos a descubrir al jodido que capó el hurón a mala leche. Por último…..amanece, que no es poco